Para Maka...
Fue una noche de abril cuando vi tu cara por primera vez, mi impresión fue grata, pero no pasó más allá. Luego de un rato conversamos, y sinceramente me llamaste la atención, algo había en ti, algo que no supe como describir, pero si quedé pensando, mirando el horizonte, recordando tu tierna mirada. Avanzada la noche conversamos animosamente, pero algo te llamó más la atención, te perdiste, me perdí. Fue recién en la "mañana" cuando volví a tenerte frente a mi; yo siempre con mi tono altanero, más ronco que de costumbre, tu sentada tímidamente en una esquina de la matutina mesa; la risa llenaba cada rincón, pero tú estabas ahí, con tu suave, pero persistente mirada, me sentí observado, no sé si realmente me mirabas, pero creo que me sentí así, porque yo sí te miraba, disimuladamente, de manera desapercibida, pero en mi estabas presente. Cuando ya nos disponíamos a regresar cada uno a su casa, me llevo la sorpresa de que tu padre me podía acercar a la mía (casa); sin dejar pasar la oportunidad acepté encantado, como un caballero; segundos después fui al patio, estaba solo, pero silenciosamente te acercaste a mi, conversamos de cosas que realmente no me acuerdo, pero no puedo olvidar el inesperado abrazo en el que repentinamente nos vimos envueltos; tu olor aún da vuelta entre mis pensamientos.
Llegó tu padre, subimos al auto y conversábamos, banalidades, música, amistades, intercambios de opinión, cosas que sólo llenaban el momento para evitar un embarazoso silencio. Había llegado el momento en que tenía que bajar del auto, tú seguías rumbo a tu hogar junto a tu padre.
El sueño me vencía, dormitando en mi cama tu figura aparecía una y otra vez entre mis pensamientos, no sabía qué era, algo moviste dentro de mi, de eso estoy seguro; entre pensamientos ideé la forma de hablar contigo, llamé a la casa de la Pao, la tía me dio el teléfono de tu casa y sin dudar un segundo llamé, todo lo que había pensado se me había olvidado, así que en cosa de segundos pensé en una salvadora excusa; "Maca, podrías ver si se me cayó un papel en tu auto porfa, es que tengo un teléfono anotado en un papel y creo que se me cayó en tu auto y lo necesito" el nerviosismo que sentía era casi intolerable, pero nada me impediría escuchar tu tierna voz. Obviamente el papel nunca existió, sólo existía mis incesantes ganas de hablar contigo y no perder contacto alguno, pensando en formar algún tipo de lazo entre nosotros. La conversación no fue larga, más bien duró sólo unos instantes, tu voz se desvanecía en el auricular del teléfono; inmediatamente pensé "qué hago para llamarla de nuevo", pero mis intenciones, aún no claras ni siquiera para mi, podrían haberse visto amenazadas, por lo que desistí y me conformé con encontrarte en MSN, más esperé con todas mis ganas que estuvieras conectada, para seguir hablando. (Nunca pensé si te pasaba lo mismo que a mi o si siquiera te llamé la atención, la verdad es que poco me importaba, yo sabía que tú me interesabas y que iba a hacer lo posible para mover algo en ti, dentro de ti, para que sintieras lo mismo que yo, creo que lo logré).
Pasó el tiempo, poco a poco nos fuimos conociendo, primero por MSN, luego por teléfono hasta un punto que fue evidente, tanto para ti como para mi, que algo pasaba entre nosotros; fue así como bastó sólo 1 mes y 5 día para que nos diéramos un nervioso, pero exquisito beso, sentados en el tercer piso de tu casa (amo ese momento). Tuvo que pasar otro mes aproximadamente para que nos volviéramos a ver; las mariposas en mi guatita batían sus alas con demasiada fuerza, me sentía espectacularmente nervioso, pero no iba a dejar pasar la oportunidad de ver tus hermosos ojos. Cuando nos vimos, esa segunda vez, nos dimos un apasionado y desinhibido beso (cada beso tuyo me hace sentir cosas inexplicables), aún siento tus labios rozando los míos.
Al poco tiempo me llevé una pequeña desilusión, y llegué a pensar que todo se iría lejos (por no decir a la cresta), que no volvería a sentir tus besos, no porque tú no me quisieras, sino porque yo no estaba dispuesto a seguir contigo (sabes a qué momento me refiero perfectamente), pero recapacité, pensé mejor las cosas y, por sobretodo, me di cuenta que te quería más de lo que decía quererte, simplemente me estaba empezando a enamorar de ti. No podía dejarte, no quería dejarte. Pero no fue lo mismo en un principio, la confianza había retrocedido varios peldaños, no sería fácil volver a sentir lo mismo, pero sí tenía insaciables ganas de volver a confiar en ti y amarte sin impedimentos. Debo reconocer que te la jugaste mucho, hasta que me convenciste, te ganaste un espacio en mi corazón, ahora lo ocupas por completo, de hecho ya no es mío, sino que completamente tuyo.
No me di cuenta, creo que tú tampoco, cómo pasó el tiempo; ahora estamos acá, amándonos, enamorados más allá de lo que pensamos enamorarnos algún día, feliz el uno con el otro, sin querer separarnos nunca, deseando cada momento tenernos frente a frente para olvidarnos del mundo y sumergirnos en un océano gigante de amor. Ahora mi amor, estoy aquí sentado escribiendo este mail, tratando de buscar las palabras perfectas que describan lo que siento por ti, pero no las encuentro, mi corazón ya te ha dicho todo, pero siento que te amo inexplicablemente más que todo lo que te he dicho alguna vez, es sinceramente, indescriptiblemente grande mi amor por ti, espero algún día llegues a sentir como late mi corazón cuando estás a mi lado, cuando lo sientas, mírame a los ojos y te aseguro con toda mi alma que sabrás qué es el amor.
Te Amo.
Tu amor.
